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Olga Castillo, organizadora de las trabajadoras del hogar del Centro de Trabajadores Fe y Justicia en Houston (Texas) / Foto por José Luis Castillo

“Somos trabajadoras esenciales, pero no contamos con beneficios básicos”, asegura Olga Castillo, activista en Houston

Castillo, organizadora de trabajadoras del hogar con Fe y Justicia, conoce de primera mano “la realidad de todas mis compañeras”, que no cuentan con seguro médico y perciben $7.50 la hora.

26 agosto, 2022 | Por: laesquina@laesquinatx.com

Olga Castillo llegó a Houston hace más de 30 años de su natal México y desde entonces laboró como trabajadora doméstica, se dedicó a la limpieza de casas, oficinas y negocios, y también al cuidado de adultos mayores. Hace 11 años fue víctima de robo de salario por parte de la administración de un restaurante.

Para intentar recuperar su dinero, acudió al Centro de Trabajadores Fe y Justicia, una organización sin ánimo de lucro que opera en Houston desde 2006 y que se ha convertido en el único de su clase en defender los intereses de los jornaleros de bajos recursos económicos que son víctimas de robo de salarios, discriminación, acoso y accidentes laborales en la región.

—Yo ya había escuchado de Fe y Justicia en la televisión. Me hice miembro y me fui involucrando con la misión del Centro. Participaba en las actividades y me fui empapando y conociendo de cerca la realidad que vivimos los trabajadores y al mismo tiempo realizaba mis labores como trabajadora doméstica.

Se dio cuenta —dice— de que su caso era común entre la población hispana, especialmente entre los más vulnerables: los que no dominan el idioma inglés o se encuentran indocumentados.

Hace más de un año le ofrecieron formar parte de las filas de Fe y Justicia como organizadora de las trabajadoras del hogar con la ardua tarea de apoyar a más de 300 de ellas que forman parte de la institución.

—Y aunque yo soy organizadora, me sigo considerando trabajadora del hogar, porque es lo que he hecho durante los últimos 28 años. Conozco de primera mano la realidad de todas mis compañeras.

Decenas de trabajadores de limpieza durante una reunión con el sindicato al que pertenecen previo a una posible huelga general en Houston el 31 de mayo de 2012. / Foto archivo

—¿Y cuál es esa realidad?

—La realidad es que somos trabajadoras esenciales, pero no contamos con beneficios básicos. Somos parte de la economía de este país, pero somos invisibles. Nosotros hacemos un trabajo que es tan importante, pero a la vez está tan desvalorizado… Si usted se pone a pensar, los que trabajan en las oficinas, los hospitales, los edificios públicos… son doctores, abogados, jueces, propietarios de negocios, cadenas multinacionales, pero para que ellos puedan llegar a sus lugares de trabajo, hay una trabajadora del hogar en sus domicilios, hay una trabajadora que se queda a cuidar a los papás, que se queda a limpiar la casa, a cuidar los niños, a levantarlos, darles de comer y llevarlos a la escuela para que esas personas puedan realizar su trabajo y llevar sus vidas a cabo.

—¿Y no es así? ¿No siguen siendo esenciales?

Nadie voltea a ver a las trabajadoras hoy durante la pandemia. O sea, fuimos esenciales para cuidar ancianos, para cuidar niños, para limpiar casas, para limpiar hospitales. Sin embargo, no contamos con seguro médico o días de enfermedad. Muchas de las compañeras trabajadoras del hogar se convirtieron en una estadística más en el número de muertes por el coronavirus y no contaron ni con el más mínimo apoyo.

Olga Castillo, organizadora de las trabajadoras del hogar del Centro de Trabajadores Fe y Justicia en Houston (Texas) / Foto por José Luis Castillo

Según la Oficina de Estadísticas Laborales, en el área metropolitana de Houston había cerca de 19,000 trabajadoras domésticas en 2017, pero solo incluía a las empleadas contratadas a través de una agencia de empleo registrada.

De acuerdo con un estudio dado a conocer por la Alianza Nacional de Trabajadores Domésticos, en EE. UU. las más de dos millones de personas que realizan esas labores son mujeres de escasos recursos económicos, gran parte de ellas pertenece a una minoría y es inmigrante o indocumentada.

Esa fuente señala también que en una encuentra realizada a trabajadoras domésticas en todo el país, el 67% respondió que no perciben remuneración por horas extras y que el 74% afirma no tener otra alternativa que aceptar ese trabajo adicional sin paga.

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