
Luego de trabajar en un consulado por 12 años, termina indocumentado. “Aprovecharon que mi visa vencía y tomaron la avanzada”
Un exempleado, que prefiere reservar su identidad por temor a represalias, busca salir de la irregularidad migratoria luego de haber sido despedido de una de las sedes consulares en EE. UU.
A sus 26 años llega a una de las ciudades más pobladas e importantes de EE. UU. a trabajar en un consulado mexicano como Prestador de Servicios Profesionales Independientes (PSPI). Es reciéngraduado en Derecho en México.
Durante los primeros meses, trabaja en el consulado sobre ruedas —una estación móvil que presta servicios fuera de la oficina consular—; luego, en el Departamento de Poderes Notariales, y después es transferido al Departamento de Protección Consular. Allí, se desenvuelve en el área jurídica y posteriormente en el área penal.
El Consulado donde trabajaba, a través de Cancillería, le renueva el contrato cada año, un trámite que se repite por los siguientes 12 años.
—Empecé ganando $2,086 mensuales en los primeros años; luego, $2,100; después, $2,140, y posteriormente, se me subió el sueldo a $2,286 y, por mi experiencia, yo creo, se me dio un sueldo de $2,375.
Ese es el último incremento.

LABORES CONSULARES
Durante el paso de los años, sus funciones van acrecentándose. Atiende y entrevista a los connacionales detenidos, ve la forma de asistirlos, ponerlos en contacto con sus respectivos abogados. Mantiene vínculos con las entidades policiales y judiciales, locales, estatales y federales.
Visita, junto con un compañero, a los presos en cientos de cárceles y prisiones alejadas, revisa los casos de miles de mexicanos víctimas de derechos laborales, de narcotráfico, de homicidio. Hay casos emblemáticos de los cuales prefiere no dar detalles.
—Se llevaron a cabo exoneraciones de presos que tenían más de 20, 30 años en prisión y que salieron (en libertad) a través del apoyo de organizaciones y el Consulado.
Se dedica también a dictar talleres en diferentes organizaciones sobre protección preventiva en diferentes áreas: penal, legal, migratoria.
CORONAVIRUS, DESPIDO Y MUERTE
Llega la pandemia. Todos los empleados consulares inician labores desde casa. Junto a otro compañero, además del jefe de área, van a la oficina consular al menos dos días a la semana. Se turnan. Una semana va él; la otra, su compañero. No pueden visitar a los presos, los entrevistan por teléfono.
Todo sigue igual. En diciembre de 2020 se va a México de vacaciones a ver a la familia. Regresa a EE. UU. y se reincorpora a sus labores el lunes 28 de diciembre. Recibe un correo electrónico donde se le informa de una reunión de urgencia con sus superiores. Al día siguiente, vía Zoom, le comunican de su despido. No va más.
—Se supone que yo debía de haber salido en agosto de este año, pero ellos aprovecharon que mi visa vencía (en enero) y tomaron la avanzada.
Se refiere a una resolución diplomática de 2016 del gobierno estadounidense que limita a cinco años (sin posibilidad a una renovación) las vigencias de las visas A-2 para funcionarios extranjeros a tiempo completo en sedes consulares y embajadas. Ese plazo era hasta agosto de 2021.Want to get more out of your subscription?Upgrade to get access to exclusive benefits.Upgrade
—Me sentí triste después de 12 años de trabajo. Es decepcionante. Mi trabajo lo respaldaba, estuve al pie del cañón a la hora que fuera. Es intachable mi figura profesional.
Según el Comité Nacional de Empleados Locales Consulares en Estados Unidos, los despidos de diciembre afectaron a personal de Dallas, Denver, Chicago, Houston, Indianápolis, Las Vegas, Los Ángeles, Nueva York, Presidio, San Antonio y San Francisco.

Tres días más tarde, el 1 de enero, su padre es internado de urgencias. Está delicado de salud. Se contagia con COVID-19 y todo se complica. Muere el 25 de enero, el día que también se vence la visa A-2. No puede viajar a darle el último adiós a su progenitor porque se ha quedado indocumentado.
Tres familiares cercanos se contagian también de coronavirus. Con la ayuda de amigos y compañeros de trabajo, logra mandar dinero. El consulado lo apoya económicamente bajo la figura de “persona vulnerable” y le entrega una cantidad que también fue a parar a los gastos fúnebres, junto a su sueldo y aguinaldo.
Estuvo desempleado un mes y medio. Consigue un trabajo, sin embargo, no pudo continuar por su condición de irregular.
—Aún estoy buscando alternativas para poder regularizar mi situación migratoria.
No piensa regresar a México. Es difícil encontrar trabajo allá y poder ayudar a su familia, sostiene. Ha presentado una acción legal, a título personal, ante el Tribunal de Conciliación y Arbitraje de México, donde exige una indemnización por los años de trabajo. Es una demanda difícil, dice. En pocas semanas cumplirá 39 años.
LOS PSPI
Los empleados consulares contratados, o los PSPI, como los llama el gobierno, solo tienen un beneficio: el seguro de salud personal. No pueden sumar derechos de antigüedad ni en México ni en Estados Unidos.
El reglamento de Servicio Exterior Mexicano (SEM) no considera a los PSPI como integrantes de esa institución por su calidad de subcontratación; por lo tanto, no tienen beneficios como cualquier otro empleado de esa entidad del gobierno.

En julio de este año, la Cancillería de México anuncia el arribo de un acuerdo con el gobierno del presidente Joe Biden para ampliar los visados de cientos de PSPI cuyas visas vencían en agosto.
El embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma, quien negocia con el Departamento de Estado, dice en conferencia de prensa sobre las personas que trabajan bajo ese esquema:
—Como resultado de las conversaciones, se logró extender la acreditación por lo menos a un año a todos los prestadores de servicio en las representaciones mexicanas… y en 81 casos se obtuvo una extensión de cinco años principalmente para aquellos prestadores que se encuentran en proceso de cambio de estatus migratorio.