
Kate Huddleston, abogada con la Unión de Libertades Civiles de Texas (ACLU) / Foto: La Esquina
La presencia de milicias es un indicador del ambiente racista y antinmigrante que se vive en algunas zonas fronterizas, según ACLU
—Nos detuvieron los agentes de policía y nos trataron como la mierda—, comenta el inmigrante colombiano con la voz entrecortada, visiblemente nervioso. A su prima hermana, dice, la ultrajaron unos policías mexicanos que los detuvieron cuando estaban a punto de cruzar el Río Grande. No solo les robaron el dinero, también los celulares, agrega, mientras […]
—Nos detuvieron los agentes de policía y nos trataron como la mierda—, comenta el inmigrante colombiano con la voz entrecortada, visiblemente nervioso. A su prima hermana, dice, la ultrajaron unos policías mexicanos que los detuvieron cuando estaban a punto de cruzar el Río Grande.
No solo les robaron el dinero, también los celulares, agrega, mientras su relato es grabado por Samuel Hall, líder del grupo de civiles armados (o milicia) llamado Patriotas por América, quien asegura que su deber es “proteger las fronteras”. El video está colgado en Facebook y tiene fecha del 27 de mayo de 2022 a la 1:05 de la madrugada.
La que se supone es la prima hermana está de cuclillas con una botella de agua en la mano. También relata que la policía abusó de ella. Por ratos llora mientras recibe consuelo de una mujer del grupo Patriotas por América. El primo interrumpe y asevera que a ella la manosearon y a él lo golpearon, que no sabía que en México lo tratarían así y que él es policía en su país.
A mitad del video, se escucha la voz de Hall pidiendo a otra persona que llame al comando central de la Patrulla Fronteriza.
La joven continúa llorando.
—Ya no aguanto más… ya me estaba volviendo loca… es muy feo.
Hall se acerca y dice: “Gloria a Dios, Jesucristo. Estás a salvo ahora”. Luego alza la voz para preguntarle a uno de sus compañeros si es que la Patrulla Fronteriza está en camino. La respuesta es afirmativa.
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El líder de Patriotas por América tiene colgados varios videos similares de sus incursiones en la frontera donde se topa con inmigrantes que acaban de cruzar la línea divisoria.
La misión de ese grupo es, sin embargo, disuadir a los extranjeros a que no intenten pisar suelo estadounidense. No buscan una confrontación, aseguran, sino que, por el contrario, cuando se encuentran con inmigrantes que ya han logrado ingresar a Estados Unidos, les ofrecen agua y algunos alimentos no perecibles.
Luego, llaman a las autoridades para que se encarguen de procesar a los indocumentados. Sus acciones los han hecho merecedores de halagos, pero también de críticas. Su legión de seguidores los apoya con donaciones para que continúen su labor de “protección de la frontera”.

La Unión de Libertades Civiles de Texas (ACLU) y otros grupos de derechos civiles piensan diferente. En una querella judicial presentada al Departamento de Justicia en diciembre del año pasado, señalan que algunas fuerzas del orden locales, como la Oficina del Alguacil del condado Kinney (Texas), mantienen una asociación cercana con los Patriotas por América.
De acuerdo con el documento, esa sociedad entre la dependencia policial y un grupo de milicias, “que incluye el arresto de inmigrantes”, merece una “urgente investigación e intervención federal”.
La demanda basa ese argumento en un video en Facebook por parte de un miembro de Patriotas por América donde asegura (en el minuto 9 con 15 segundos) que, en una reunión con Samuel Hall y el alguacil, este último había comentado que respaldaba “a Patriotas por América al 110%”.
Entre las pruebas presentadas destacan informes periodísticos donde entrevistan a Hall y al alguacil Brad Coe en diferentes medios, pero ambos concluyen que efectivamente se reúnen esporádicamente.
“Esa colaboración entre la Oficina del Alguacil del condado Kinney y Patriotas por América es una receta para violaciones de derechos y violencia debido a las acciones del grupo de vigilantes, que coloca a los residentes de color del condado Kinney en riesgo de detención ilegal y peligro físico al tiempo que promueve la creencia de la supremacía blanca”, sostiene la querella.
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Kate Huddleston, abogada de ACLU de Texas, indica que el problema más grave de los grupos como Patriotas por América es que al estar armados intimidan a los inmigrantes que podrían creer que se trata de agentes de las fuerzas del orden cuando en realidad son civiles.
—Y de acuerdo con las grabaciones esparcidas en las redes sociales, los miembros de estos grupos de civiles armados no explican en ningún momento quiénes son, que no son militares y, por el contrario, confunden a los demás, porque bien podrían pasar como oficiales del gobierno.
Hudson explica que no es ilegal reunirse con los titulares de dependencias policiales, pero lo que sí es contraproducente es que estos grupos detengan a migrantes “con el cuento de que los están auxiliando” mientras los entregan a las autoridades del condado.
—La presencia de milicias en las zonas fronterizas es un indicador del ambiente racista y antinmigrante que existe en esos condados, tanto de las autoridades como de los grupos armados.
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