
De Texas a Michigan. El periplo de los menores detenidos ante la burocracia migratoria
Las organizaciones que ofrecen servicios y ayuda legal a los inmigrantes, insisten en que la llegada de menores en los últimos meses demuestra una suerte de desesperación y necesidad extrema.
l video es conmovedor, dura poco más de dos minutos, tiene una música tenue y no hay narrador. Aparecen frases que van explicando el drama de miles de niños que escapan de la violencia en Centro América. Menores con el afán de encontrar seguridad y refugio en Estados Unidos. Una vez dentro del país, empieza para ellos otro periplo lleno de ambigüedades burocráticas.
El video se concentra en Josué, un niño hondureño de 6 años que ha cruzado la frontera. Está solo, tiene miedo. Lo llevan a un centro de detención donde convive con otros inmigrantes. Aún no se ha comunicado con sus familiares. Los alimentos en ese lugar son de pésima calidad, así como las condiciones de salubridad. Tres días después, es trasladado a un centro de reasentamiento de refugiados.

La madre de Josué llama a la línea de ayuda y pregunta por el paradero de su hijo. Se abre un expediente del caso, pasan días y semanas —con sus largas noches— hasta que, por fin, recibe una llamada. Josué se encuentra en Michigan. Hay alivio, pero también pánico.
A la madre le indican que llame a una trabajadora social. Comunicarse con esa dependencia toma tiempo. Finalmente, logra entablar un diálogo con un empleado público. Este le pide que llene más documentos. Hay temor, pasan los días. Recibe otra llamada, igual a las anteriores, es Josué, dice “mamá” con voz temblorosa y llora.
El video termina con unas cuantas frases demoledoras: “No aceptamos la detención como una solución”, “los menores que imploran por asilo no deberían estar enjaulados… ni vivir en prisiones… ni vivir en la miseria”, “los sacaremos… hasta que no quede ni uno”.
RFEUNIFICAR A LAS FAMILIAS
La organización que tiene colgado ese video en su portal se llama Every Last One. Su misión es atender a los inmigrantes recién llegados y asegurarse por todos los medios que los menores detenidos se reúnan con un familiar o ser querido los más pronto posible.
Amy Cohen, cofundadora y directora ejecutiva de Every Last One, asegura que las políticas implementadas por el gobierno estadounidense están diseñadas para separar a las familias.
“Cada día recibimos llamadas de familias que ya se encuentran en sus países de origen y que estuvieron aquí, que fueron deportadas y algunos de sus hijos se quedaron bajo custodia de inmigración”, asevera.
El gobierno del presidente Joe Biden efectuó en agosto más de 208,000 detenciones de migrantes indocumentados en la frontera con México, un 2.2% menos que el mes anterior, pero cuatro veces más que en agosto de 2020, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Ese éxodo hacia el norte del continente se incrementó en mayo del año pasado, pero alcanzó su máximo en más de dos décadas recién en julio de 2021.
“Algunos de los padres en Centroamérica no saben nada de esos niños por largos periodos de tiempo, y son esos casos a los que les damos prioridad para iniciar el proceso de reunificación lo más pronto posible”, agrega Cohen, quien también es psiquiatra infantil.
Los esfuerzos de Every Last One se convierten en una intensa batalla cuesta arriba, según Cohen, por la cultura de detención de menores que existe en el gobierno estatal y federal “encargada de llenar camas —por los centros de detención— que no necesitan ser ocupadas”.
DESESPERACIÓN Y NECESIDAD
Melissa M. López, directora ejecutiva de los Servicios Diocesanos para Migrantes y Refugiados en El Paso (Texas), una organización que ofrece servicios y ayuda legal a inmigrantes, insiste en que la llegada de solicitantes de asilo en los últimos meses, específicamente menores sin un adulto, demuestra una suerte de desesperación y necesidad extrema.https://laesquina.bulletin.com/common/referer_frame.php
“Uno no decide de la noche a la mañana, ‘bueno, me voy a Estados Unidos hoy’. No, se trata de una situación de desesperación, de necesidad, y mientras eso exista, van a seguir llegando, porque uno como padre y madre siempre va a hacer todo lo necesario por el bienestar y futuro de su familia”, dice.
“Decirles a las personas que buscan asilo y protección que se esperen hasta que las condiciones sean las más favorables es imposible. Si no tengo qué comer ni un lugar seguro para vivir y estar con mi familia, es obvio que yo voy a tomar los pasos necesarios para asegurar el bienestar y la salud de mis hijos”, señala López, abogada de profesión.
El año fiscal termina este 30 de septiembre y hasta la fecha los organismos migratorios han efectuado más de 1.5 millones de detenciones, tres veces más que en todo el 2020.

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