“Me decía ‘mexicana de mierda’”. Los maltratos por violencia que sufrió Carolina Vizcarra la llevaron al borde del colapso

TERCERA PARTE (Lee la primera y segunda parte)

Carolina Vizcarra no tiene permiso de trabajo. Se gana la vida limpiando casas.

—La gente se aprovecha. Me ven sola, me preguntan de dónde soy, me pagan menos.

El 12 de octubre, cuando la detienen y arrestan por dejar a su hija sola en un hospital de Miami, Vizcarra había llegado a un punto de quiebre en su estado emocional. Vivía en una casa de transición o refugio para mujeres donde debía dos meses de renta. Ya no contaba con dinero para la gasolina ni para los alimentos. La financiera del auto la amenazaba con quitarle el vehículo si no se ponía al día con las mensualidades. La fábrica donde trabajó unos meses cerró por la pandemia debido al coronavirus, por eso se las arregló en la limpieza. La guardería donde cuidaban a su hija también había incrementado la cuota semanal, y su niña, dice, tenía una tos preocupante.

—Y con esto del Covid, cuando escuchan que tiene una tos, te la devuelven. Entonces, yo me desespero porque también sufro de migraña y como no tengo seguro de salud, yo ya no hallaba qué hacer. Con mi dolor y luego viéndola a ella sufriendo, y las personas en la casa de transición me reclamaban por la renta y entonces tenía que buscar otro refugio. En lugar de sentir que estaban allí para ayudarme, me querían fuera.

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13, 14, 15 de octubre, 2021

Los titulares de la prensa son casi todos los mismos: primero, que una madre abandona a su hija y lo deja “con un extraño” o que “dejó a su niña al cuidado de un hombre para ir al baño”; luego, que es arrestada, después señalan que está en la corte, que ha perdido la custodia de su niña de dos años y que hay una orden de alejamiento y que no la puede ver. En todos los reportajes aparece una fotografía de Vizcarra desaliñada junto a la de su hija de dos años, que fue publicada por la policía a través de Twitter.

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—¿Dónde está el papá de la niña?

—En la cárcel.

El papá de la hija de Vizcarra es Aliex Rodríguez Díaz quien, según el Departamento Correccional de Florida, es también conocido con el alias de Alex Ariel Rodríguez, y se encontraba hasta mediados de marzo en la cárcel del condado de Miami-Dade por una violación a su libertad condicional. En su historial delictivo aparecen cargos por robo a mano armada, secuestro, hurto y extorsión, entre otros. No aparecen cargos por violencia doméstica a pesar de las llamadas al 9-1-1 de Vizcarra y los reportes policiales sobre las acusaciones que ella hizo en contra de su expareja.

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Vizcarra llega a Miami en 2018 e inmediatamente conoce a Rodríguez, quien entonces trabajaba en la construcción.

— Me enamoré. Me la pasaba bien con él. Me compró hasta un anillo de compromiso. Me dijo que quería casarse conmigo, que sería ama de casa porque él ganaba bien. Entonces, salgo embarazada.

Unos meses después, ya cuando vivían juntos, Vizcarra dice que Rodríguez le fue infiel con una vecina y, al confrontarlo, él la empuja y cae al piso. Fue allí cuando ella le menciona que se iría de la casa. El dolor en las piernas por la caída le duró incluso varios meses después de haber dado a luz. Luego de eso, el trato de su marido cambió. Rodríguez la amenazaba con desconectarle el servicio del teléfono celular para que no se comunicara con su familia en México.

—Me quebró el celular varias veces para intimidarme. Me amenazó de muchas formas. Una vez me dijo que si yo lo dejaba, así embarazada, me denunciaría de secuestro con la Interpol. Para ese entonces, yo no sabía del récord criminal que él tenía. Me decía “mexicana de mierda”, cosas así muy fuertes.

El maltrato físico, verbal y psicológico continuó hasta después de que la niña cumplió el año. Rodríguez golpeaba las paredes cuando se enfadaba. Finalmente, ella logró irse y vivir en refugios para mujeres víctimas de violencia doméstica.

En el reporte policial sobre el incidente del 19 de febrero de 2020, donde se toma nota de la declaración de Vizcarra, el oficial escribe que la víctima depende de Rodríguez para sobrevivir, ya que ella no trabaja. También señala que Vizcarra no tiene celular ni dinero y que los paramédicos de Hialeah CSI M. Rawley la han atendido y tomado fotografías de sus lesiones.

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Vizcarra tenía en su contra una orden de alejamiento judicial para no acercarse a su hija. Enfrentaba además dos cargos, uno criminal por abandono a un menor y otro civil por la custodia.

—Sé que cometí un error al haber dejado a mi hija en el hospital y estoy dispuesta a mejorar. A la fecha, sigo en terapia, escribiendo, leyendo, pero eso no me hace una persona peligrosa ni incapaz.

La última vez que Vizcarra vio a su niña fue aquel 12 de octubre del año pasado cuando la dejó en el hospital. Recién ha podido verla a principios de febrero gracias a una orden judicial que le otorga, por ahora, visitas supervisadas.