
La masacre que acabó con la vida de cinco hispanos y no acaparó los titulares de los medios nacionales
El atacante mató a su pareja y a sus dos hijos adolescentes. También acabó con las vidas de sus vecinas, una madre y su hija, en un vecindario de la localidad de McGregor (Texas).
El pastor de una iglesia evangélica en McGregor, una pequeña ciudad de menos de 5.000 habitantes, muy cerca de Waco (Texas), tiene los ojos cerrados y empuña la mano hacia el techo mientras ofrece una plegaria ante cientos de feligreses que se han aglomerado para honrar la memoria de dos “hermanas” de su congregación.
—Señor, te pedimos que nos consueles esta noche, te pedimos que le des fuerzas a nuestros corazones y aunque sabemos que Lori y Natalie están contigo, señor, las extrañamos. Te pedimos, señor, que le des fuerzas a la familia y a todos los que están aquí. En el nombre del señor, amén.
Lorena «Lori» Avilés (47) y su hija Natalie Avilés (20) son dos de las víctimas mortales de una balacera en la ciudad de McGregor. Murieron alrededor de las 7 de la mañana del jueves 29 de septiembre de 2022 a manos de Nicolás Jaimes-Hernández, de 35 años, quien horas antes, mata y dispara a su pareja Mónica Delgado (38) y a sus dos hijos, Natallie (14) y Miguel Ávila (15).

A las 7:35 a. m. alertan a la policía de lo sucedido. A los pocos minutos se enfrentan a fuego cruzado con el sospechoso, a quien la policía hiere, logra arrestar y trasladar a un hospital.
La masacre ha sido consumada. Varias agencias del orden locales y estatales se unen a la investigación. Los Texas Rangers y agentes de las oficinas de alguaciles de varios condados cierran las arterias aledañas para darle privacidad a los detectives forenses.
Las escuelas de la zona toman precauciones y cancelan las actividades extracurriculares del día.
A las 2 p. m. aproximadamente, el portavoz del Departamento de Seguridad de Texas ofrece una conferencia de prensa. Menciona que no puede dar a conocer las identidades de las víctimas ni cómo transcurrieron los hechos a detalle porque se trata de un caso en investigación.
—Vamos a dar más información dentro de algunas horas cuando hagamos las diligencias pertinentes, como notificar a los familiares de las víctimas de lo sucedido. ¿Alguna pregunta?
Un reportero quiere detalles de lo sucedido, pero el portavoz responde que por el momento no puede hacerlo. Otro periodista pregunta si las víctimas son familiares.
—Eso sería dar mucha información en este momento.
—¿Y el atacante, saben quién es?
—El sospechoso se encuentra bajo custodia policial, pero no podemos informar dónde se encuentra.
Hay una pausa.

—Si no hay más preguntas… gracias por su tiempo.
Inmediatamente se escucha:
—¿Debería la comunidad estar tranquila, hay motivos para preocuparse? ¿Ya acabó todo?
—Todo se ha acabado, pero queremos que la comunidad se recupere y eso toma tiempo cuando se trata de tragedias como esta.
En la estación de policía de McGregor solo hay medios locales. Ningún medio de comunicación nacional retransmite la convocatoria.
En una vigilia ofrecida por la noche, las personas que conocían a Lori, que había quedado viuda hace dos años, la recuerdan como una líder de la comunidad, una luchadora incansable y la mejor mamá del mundo.
—Pero lo mejor es que era directa y no tenía pelos en la lengua. Una vez le dije que ese era su atributo más grande. Nos regañaba cuando necesitábamos que nos regañara. La vamos a extrañar bastante, hasta ahora no lo creo (llora).
—Todos tenemos algo que decir de Lori, si no, no estuviéramos aquí. Era una persona alegre y no quiere que lloremos.
Los hijos sobrevivientes de Lori y hermanos de Natalie, Ezra (17) y Zion Avilés (16), reciben una calurosa atención por parte de la congregación.
De Mónica Delgado, quien murió junto a dos de sus hijos, sobreviven sus tres pequeños de 8, 6 y 4 años.
Ambas familias han abierto cuentas para recaudar fondos en línea a través de la plataforma GoFundMe.