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La madre de Valentina Orellana-Peralta reacciona durante una conferencia de prensa celebrada el 28 de diciembre de 2021 en Los Angeles (California). Foto Getty Images

Desgarrador testimonio de la madre de Valentina. «Murió en mis brazos. No pude hacer nada más»

La llamada al 9-1-1 que pone en alerta a la policía sobre un posible asalto armado y los sucesos de una tragedia que terminó con dos personas muertas.

28 diciembre, 2021 | Por: idea180

SEGUNDA PARTE (lee la primera parte aquí)

Soledad Peralta no dijo mucho en la conferencia de prensa de este lunes 18 de diciembre. Se le notaba angustiada, nerviosa, triste. No es para menos. Vio morir a su hija Valentina Orellana Peralta cuando fue alcanzada accidentalmente por una bala durante un tiroteo en un centro comercial de Los Ángeles (California).

—Estábamos juntas en un probador de ropita para la navidad. Escuchamos gritos. Nos sentamos en un asiento, abrazadas, rezando, cuando algo impactó a mi hija Valentina y nos lanzó al piso….

Fotografía de Valentina Orellana Peralta que aparece en la cuenta de GoFundme que la familia ha puesto a disposición para el público.

Le caen lágrimas.

—….y murió en mis brazos. No pude hacer nada… no pude hacer nada… al ver a una hija o hijo morir en tus brazos es uno de los dolores más grandes y profundos que un ser puede imaginar.

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Una de las grabaciones al servicio de emergencia 9-1-1 dadas a conocer por el Departamento de Policía de Los Ángeles narra los minutos previos al tiroteo que acabó con la vida de Daniel Elena Lopez, de 24 años, y de Valentina.

Daniel López, el hombre abatido por las autoridades el pasado 23 de diciembre, 2021, donde también murió Valentina Orellana Peralta, de 14 años, es captado por una de las cámaras de vigilancia cuando ingresa a la tienda Burlington.

La empleada de la tienda Burlington habla en voz alta mientras está en el teléfono con la operadora de emergencias:

—¡Hey, hey!

Necesito que solo responda a las preguntas que le hago para poder enviar a un agente —aconseja la operadora.

—¡Corre! —vuelve a gritar la empleada a alguien en la tienda.

—¿De qué color son sus pantalones?

—Jeans

—Bien, ¿está armado?

—¡Salgan, salgan! ¿Cómo?

¿Está armado?

Está usando uno de esos candados para bicicletas

—¿Para golpear a la gente?

—¡Evacúen, salgan!

Alguien en la tienda pregunta:

¿Dónde está él?

—Está yendo hacia allá…

Captura del video de circuito cerrado donde aparece Daniel López antes de atacar a la primera de varias mujeres durante el evento que acabó con su vida y la de Valentina Orellana Peralta el 23 de diciembre, 2021, en Los Ángeles (California).

La operadora, nuevamente:

¿Está usando el candado para golpear a la gente?

Sí, sí

—Entonces, ¿no tiene cuchillos o pistolas, correcto?

—No tiene cuchillos, no, no.

—Solo necesito estar segura, tengo que preguntar, ¿ok? ¿Está él bajo los efectos de algún licor o narcóticos hasta donde usted sepa?

—Sí, es más que probable.

La operadora le pide su nombre y su número de teléfono.

¿Hay alguien herido? ¿Sabe si alguien necesita una ambulancia para mandarla allá?

¡Corre, corre, corre, corre, corre! No, nadie está herido que yo sepa.

——

La central de LAPD envía varias patrullas al lugar. Les advierten a sus agentes que hay empleados y clientes escondidos dentro del local comercial. Las imágenes de una de las cámaras del circuito cerrado del centro comercial muestran al sospechoso cuando ingresa con una bicicleta y sube las escaleras eléctricas al segundo nivel.

Tiene una gorra, lentes oscuros, camiseta sin mangas de color negro y unos pantalones cortos, camuflados.

Captura del video del circuito cerrado de la tienda donde fue abatido Daniel López, de 24 años. Cortesía Departamento de Policía de Los Ángeles.

Otra cámara lo capta con su bicicleta, pero ahora tiene jeans puestos y una chaqueta de colores. Regresa hacia las escaleras mecánicas y tira la bicicleta al suelo. Al cabo de unos instantes, la alza en hombros y finge que la tirará a la primera planta. Luego, camina y se acerca a una mujer a quien ataca por detrás. Cae al suelo, se levanta, camina otra vez hacia la escalinata.

Agarra el candado tipo cadena de la bicicleta. Mira al vacío, a los lados. Los cordones de sus botas están desatados. Camina de un lado a otro y estira con sus manos el candado como para pegarle a alguien. A los pocos minutos, baja las escaleras, casi corriendo, y se lanza sobre otra mujer, con quien cae al piso. La mujer huye, él se levanta. Hay otra clienta justo detrás. Intenta agarrarla, pero no lo logra. Se quita los pantalones.

Sale de la tienda e ingresa a los dos minutos. Sube las escaleras, pero, esta vez, se aprecia a un grupo de cuatro policías armados. Suben las escaleras mientras llegan más agentes uniformados.

Otra cámara capta al sospechoso en otro lugar de la tienda. Esta vez le pega varias veces con el candado a otra mujer que va con un carrito de compra. Son muchos golpes. Ella retrocede, él también. Le sigue pegando. La tira de los pelos y la mujer cae al piso. El sospechoso toma impulso y le pega nuevamente con la cadena. Toma impulso nuevamente y le pega, como azotándola. Lo hace varias veces. Por último, la jala del suéter y la arrastra varios metros. Le sigue pegando con el candado, una y otra vez. Le tira un puntapié. Ella sigue en el piso. Trata de escapar.

Varios agentes armados se acercan. Ven a la mujer que sangra. La cámara corporal de uno de los oficiales muestra el momento del tiroteo. Se escucha al oficial decir:https://laesquina.bulletin.com/common/referer_frame.php

¡Ella sangra, ella sangra!

Se escuchan los disparos. El sospechoso, al otro lado del pasillo, cae. Aún mueve los brazos. Los agentes le ponen las esposas en el piso. Los paramédicos llegan, lo declaran muerto.

A los pocos minutos encuentran a Valentina sin vida. Una de las balas que iban dirigidas al sospechoso atraviesa la pared del vestuario donde estaba escondida con su madre. Muere en sus brazos.

——-

—Era nuestra pequeña hija. Estaba llena de alegrías, tenía bastantes sueños para su futuro. Le quedaba mucha vida por vivir. Valentina significó el mundo para mí, para su familia, amigos, compañeros y vecinos. Ahora, nuestro dulce ángel se ha ido para siempre.

Mira al cielo. Se quiebra.

—Valentina, danos fuerzas… para hacer justicia. Hija mía, te amo.

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