
“A pesar de reconocer que existe evidencia de mi inocencia, papa Francisco, las cortes se han negado a salvarme”
Melissa Lucio, la primera hispana en Texas que enfrenta la pena de muerte, escribe una emotiva carta al papa donde describe su fe en Dios, los errores que cometió en su vida y su amor por sus hijos.
Tercera parte (puedes leer aquí la primera y segunda parte)
Melissa Lucio tiene los días contados. El gobierno de Texas ha programado su ejecución para el miércoles 27 de abril de 2022. Será la primera hispana en recibir la inyección letal en la historia de ese estado.
Los abogados defensores han presentado varios recursos de amparo para que se le otorgue un indulto a los cargos que se le imputan por la muerte de su hija Mariah Álvarez, de dos años. En el folio presentado a una corte federal en el Distrito Sur de Texas como parte de la querella, la defensa ha entregado varios documentos y cartas con testimonios y declaraciones firmadas por líderes religiosos y familiares de la acusada.
Una que destaca entre todas, por el peso del destinatario y del remitente, es la de la propia Melissa Lucio dirigida al papa Francisco. La carta está escrita en inglés por computadora con tipografía que crea el efecto de las máquinas de escribir.

Está firmada por Lucio. Estos son extractos (no es la carta completa) traducidos al español:
Querido papa Francisco:
Su santidad. Es un honor tener el privilegio de escribirle. No creía tener el poder de hacerlo, pero le pedí al Espíritu Santo que me guíe y deje que mi corazón se entregue a usted a través de mis palabras.
Mi nombre es Melissa Lucio y fui condenada a la pena capital por la muerte de mi hija Mariah en 2008. Me convertí en la primera mujer hispana en ser sentenciada a la pena de muerte en el estado de Texas.
Mi ejecución está programa para el 27 de abril de 2022. A pesar de reconocer que existe evidencia de mi inocencia, papa Francisco, las cortes se han negado a salvarme.
Su santidad, por muchos años he estado aquí sintiéndome vacía y perdida, sin muchas esperanzas y en completa soledad. He cometido muchos errores en mi vida y he cargado con mucha culpabilidad por las decisiones que he tomado.
Parte de mí sentía como que no merecía vivir. Mis hijos significan todo para mí, pero reconozco que mis errores y malas decisiones han ocasionado en todos mis hijos un gran dolor y sufrimiento. Siento el peso de esa culpabilidad sobre mí, al punto de que no tenía esperanzas de nada. Es entonces cuando el Señor nuestro Dios me encontró con el corazón y mi espíritu quebrantado en muchos pedazos.
Siempre he creído en Dios, su santidad, pero en ese entonces, no sentía ni creía que merecía su amor. Le lloré, le rogué por su perdón, por su misericordia, por una guía y para que me dé fuerzas. Sabía que no había otra manera de hacer esto por cuenta propia. Así fue como había cometido las peores decisiones de mi vida… haciéndolo por cuenta propia.

Papa Francisco, le ruego por su ayuda. No solo por mí, sino por mis hijos y mi familia. El dolor que están soportando va mas allá de los que puedo expresar con palabras. Se enfrentan a la pérdida de una hija, una hermana y también una madre.
Yo creo en la justicia de Dios, Su Santidad, pero no veo cómo es que tomando mi vida se logrará esa justicia. Solo causará más dolor y sufrimiento para quienes se queden. No traerá de vuelta a la vida a mi hija Mariah. Hubiera dado mi vida por la de ella en un instante si es que funcionara de esa manera. Mariah sigue viva en mi corazón y en los corazones de mis hijos y familiares. ¡Ella está conmigo SIEMPRE!
He dado vida a 14 almas preciosas. Cada uno de ellos es un regalo de Dios. Rezo constantemente por ellos. Muchos aún están heridos por las decisiones que tomé, pero nunca perderé las esperanzas de que algún día restauremos nuestras relaciones a través del poder de Dios.
Quiero agradecerle, su santidad, con todo mi corazón, por tomarse el tiempo de leer estas líneas. Rezo para que pueda escuchar mis plegarias y las de mi familia. Sé que solo Dios puede tocar y cambiar los corazones de los hombres, pero imploro por su ayuda en esto, y le pido que mantenga, a mí y a mi familia, en sus santas oraciones.
Incluso en medio de todo esto, siento paz al saber que seré perdonada y amada por mi Señor y Salvador. Y que él conoce la verdad. Saber solo eso me da paz más allá de todo entendimiento.
Sinceramente suya,
Melissa Lucio
La carta al papa Francisco fue escrita el domingo 20 de febrero de este año.