
Por qué sigue siendo difícil encontrar leche de fórmula meses después de la escasez
Han pasado varios meses desde que la crisis de suministro de leche de fórmula en Estados Unidos alcanzó su pico máximo y, sin embargo, muchas familias aseguran tener problemas para encontrarla. Según los expertos, reabastecer las estanterías tomará tiempo.
Por Mariel Padilla / The 19th
Abbott Nutrition, el mayor fabricante de preparados para lactantes del país, retiró hace más de 11 meses su popular Similac en polvo y dos líneas de leche de fórmula, lo que lo obligó al cierre de una de sus plantas por contaminación debido a una bacteria que causa la salmonela. Esto sucedió durante la pandemia. Como consecuencia, agravó la cadena de suministro en EE. UU. y se se convirtió rápidamente en una crisis nacional.
La escasez era evidente en las estanterías de las tiendas de comestibles de todo el país. Los padres de familia, en particular los de las zonas rurales y de bajos ingresos, buscaron alternativas para alimentar a sus bebés. En algunos casos, recurrían a terceros en las redes sociales.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, en inglés) publicó nuevas directrices para agilizar la importación de fórmula para infantes y así ayudar a los fabricantes nacionales a ingresar al rubro. El Congreso aprobó una ley de gastos de emergencia para dotar a la FDA de mayores recursos.
Entretanto, el presidente Joe Biden apeló la Ley de Producción de Defensa (promulgada en 1950, en respuesta al inicio de la guerra con Corea para agilizar los suministros necesarios «para promover la defensa nacional»).

Sin embargo, meses después del peor momento de esta crisis, muchas familias enfrentan problemas para encontrar leche de fórmula. Se consultó con funcionarios del Gobierno, fabricantes nacionales de leche de fórmula y expertos en la cadena de suministro para entender el porqué.
Técnicamente, ¿sigue habiendo escasez?
Sí, aunque el suministro ha mejorado en general, los expertos del sector afirman que la escasez es más «irregular» según el lugar y el tipo de producto.
De acuerdo con la FDA, la situación actual no es tan grave como durante la escasez de preparados para lactantes de hace 10 meses, donde más del 40% estaban agotados. Según datos de IRI, una empresa de estudios de mercado con sede en Chicago, el 20 de noviembre se había agotado el 12,5 % de los preparados en polvo para lactantes, una cifra muy cercana a los niveles anteriores a la escasez.
Un portavoz de la FDA aseguró que desde entonces se han visto progresos, pero dice que no cree estar en condiciones de afirmar que la situación esté controlada.
«La cadena de abastecimiento se ha fortalecido con más productos disponibles para padres de familia y cuidadores. Reconocemos que, aunque los suministros están mejorando, todavía hay familias que luchan por encontrar leche de fórmula —o un tipo específico— en las estanterías de las tiendas. Entendemos su frustración y seguimos haciendo todo lo posible para asegurarnos de que obtengan leche de fórmula segura y nutritiva», señaló la fuente.
Jimmy Chen, profesor asociado de análisis y gestión de operaciones en la Universidad de Bucknell, afirma que la escasez de leche de fórmula sigue siendo una de las principales preocupaciones de muchas familias, lo que repercute en la demanda y tiende a generar cierto pánico.
«Aunque la oferta ha aumentado, también lo ha hecho la demanda; al igual que el papel higiénico, la leche de fórmula infantil no tiene sustituto. Es otro producto perfecto para desencadenar compras compulsivas en medio de la escasez”, comentó Chen.
[aweber listid=»6378786″ formid=»1635185573″ formtype=»webform»]“Inseguros de un futuro abastecimiento sostenible de leche de fórmula, los padres que temen lo peor llenarán en exceso sus alacenas con productos por miedo a quedarse sin ellos», agregó Chen, quien asegura que el acaparamiento podría agotar rápidamente las estanterías de los minoristas.
En el pico del desabastecimiento del producto lácteo, muchos de los grandes almacenes limitaron la cantidad de leche artificial que cada cliente podía comprar al mismo tiempo en un esfuerzo por mantener sus estantes con provisiones.
En noviembre, se seguían aplicando esas mismas tácticas, lo que obligaba a algunos clientes a visitar varias tiendas para conseguir el producto. Las farmacias CVS Health y Walgreens, por ejemplo, mantienen un límite de tres productos por cliente. Walgreens también ha ampliado su oferta para incluir en su inventario marcas europeas populares, según un portavoz de la empresa.
Jamila Taylor, responsable del Programa Federal de Nutrición Suplementaria Especial para Mujeres, Infantes y Niños (WIC, por sus siglas en inglés), sostiene que encontrar ciertas fórmulas lácteas sigue siendo una labor difícil para muchos padres con los que ha hablado, como los productos especiales para infantes alérgicos, con problemas digestivos o con necesidades nutricionales específicas.
«A este punto, la crisis de la fórmula para niños se ha superconcentrado: Un condado puede estar totalmente abastecido, mientras que el de al lado solo tiene el 20 % de sus estantes llenos», advirtió Taylor, presidente y director ejecutivo de The National WIC Association (NWA), un grupo de defensa sin fines de lucro.
«Han entrado nuevos fabricantes en el mercado y otros competidores han aumentado su capacidad de producción, pero los continuos retos de distribución siguen afectando a las regiones de forma diferente», añadió.

¿Qué medidas se han tomado para aumentar el suministro de fórmula láctea?
El Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) emitió en febrero exenciones para ofrecer a familias de bajos ingresos mayores opciones de leche de fórmula, que incluía otros tamaños y marcas.
En mayo, el gobierno de Biden apeló a la Ley de Producción de Defensa, que exigía a los proveedores dar prioridad a los fabricantes de leche de fórmula frente a los de otros productos, y lanzó una orden para utilizar aviones militares para importar ese producto.
La Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley de gastos de emergencia por 28 millones de dólares para ayudar a la FDA a aumentar el abastecimiento, mientras que los líderes de los principales fabricantes de ese tipo de leche del país testificaban ante el Comité de Energía y Comercio.
Ese mismo mes, la FDA desreguló la normativa federal de importación al permitir el envío de millones de libras de leche en polvo desde otros países. Inicialmente, esta política expiraba en noviembre, pero se prorrogó hasta enero de 2023. En septiembre, la FDA anunció que los productos recién llegados al mercado estadounidense tendrán hasta octubre de 2025 para cumplir plenamente todos los requisitos de la agencia —incluidos los relacionados con la seguridad, la adecuación de los nutrientes, el etiquetado y el envasado— que se aplican a todos los productos vendidos en Estados Unidos.
«Entendemos que la disponibilidad de los preparados para lactantes introducidos a discreción es importante para los niños que ya empezaron a tomar un preparado específico durante la escasez y ahora están acostumbrados a ese mismo producto como fuente esencial de nutrición», declaró en septiembre Susan Mayne, directora del Centro de Seguridad Alimentaria y Nutrición Aplicada de la FDA.
Además, la USDA se asoció con el Departamento de Salud y Servicios Humanos y la Administración de Servicios Generales para poner en marcha la operación Fly Formula, un esfuerzo federal para importar leche de fórmula infantil que no suele venderse en los estantes de Estados Unidos. A finales de septiembre, se había importado casi 98 millones de botellas de 8 onzas de ese tipo de lácteo, el equivalente a unos tres meses de ventas. Los productos procedían de Nueva Zelanda, Reino Unido, Australia, Suiza, Países Bajos, Alemania, México y Singapur.

¿Cómo han exacerbado el problema la pandemia y la inflación?
La pandemia derrumbó la economía, perturbó la cadena de suministro mundial y contribuyó al aumento de la inflación. Las mujeres, especialmente, se llevan la peor parte del aumento de los costes en el supermercado. Según un análisis de los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales realizado en el año 19, las mujeres solteras gastan hasta un 30 % más que los hombres solteros en la mayoría de los artículos de alimentación, que son los más afectados por los aumentos de la inflación.
El coste medio de los preparados para bebés aumentó un 18 % solo el año pasado, según el Center for American Progress, una organización progresista.
¿A quién le cuesta más encontrar leche de fórmula?
Más del 80 % de los bebés consumen leche de fórmula en algún momento de su primer año de vida. Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los padres con bajos ingresos, en especial las mujeres de color, dependen en mayor medida de la leche de fórmula para alimentar a sus bebés, quienes siguen siendo los más afectados por la escasez. Hasta el 65 % de la leche de fórmula de Estados Unidos la compran las familias a través del WIC, el programa de asistencia a mujeres y niños con bajos ingresos.
La NWA, un grupo de defensa sin ánimo de lucro sugirió a las familias que reciben beneficios a través de WIC a buscar leche de fórmula y ponerse en contacto con sus clínicas locales para obtener apoyo, recursos y materiales educativos sobre qué prácticas se deben evitar para mantener seguros a sus bebés.
«El peso de la continua escasez de leche de fórmula no se soportan de la misma manera», aseveró Taylor. «A una madre soltera con dos trabajos le será más difícil revisar las estanterías de cuatro tiendas diferentes para encontrar la fórmula específica que su bebé necesita. Una familia que no tiene acceso fiable al transporte no necesariamente puede viajar a la tienda de la ciudad vecina si las estanterías de su tienda de comestibles habitual no están abastecidas».
Carla Cevasco, profesora adjunta de Estudios Americanos en la Universidad de Rutgers, declaró en plena crisis de salud que «las desigualdades de raza y clase desempeñan un papel enorme» en quién sufre más. Las mujeres de color, por ejemplo, tienen muchas menos probabilidades de acceder a permisos laborales pagados. Los padres de familia de bajos ingresos a menudo tienen que comprar leche artificial porque no pueden permitirse establecer hábitos regulares de lactancia, suponiendo que la madre puede producir suficiente leche.
Según Cevasco, el ciclo de trabajo poco propicio para formar una familia y la dependencia de la leche artificial tiene profundas raíces en la historia de Estados Unidos. Y el problema se hace sentir con mayor intensidad en las zonas rurales, donde hay menos comercios, pocas opciones y los padres están a merced de solo una o dos tiendas de comestibles. Para dificultar aún más las cosas a estas familias, históricamente los beneficiarios del programa WIC solo podían utilizar sus prestaciones en las tiendas, no por Internet ni a domicilio.
Históricamente, ¿por qué ha sido difícil para las empresas producir preparados para lactantes?
La industria de leche para lactantes ha estado dominada durante mucho tiempo por tres empresas estadounidenses —Abbott, Reckitt y Gerber Products Company— que contribuyen a la gran mayoría de la producción del país. En conjunto, estas empresas gestionan nueve instalaciones nacionales y producen alrededor del 95% de todas las fórmulas infantiles que se venden en Estados Unidos.
Ha sido difícil para otras empresas abrirse camino, dadas las amplias y costosas barreras de entrada. La fórmula infantil es uno de los productos alimenticios más regulados del mercado, y es el único en Estados Unidos que requiere un estudio clínico para poder salir al mercado.
Laura Katz fundó en 2019 Helaina, una empresa de preparados para lactantes, con el objetivo de añadir proteínas que hasta ahora solo están disponibles en la leche materna. Según Katz, el producto no se ofrece en las tiendas porque debe abrirse camino a través de un largo proceso de investigación, estudios de seguridad y pruebas clínicas requeridas por las regulaciones federales. Katz se enfrentó a varios obstáculos al intentar poner en marcha su empresa, desde la obtención de capital de riesgo, siendo una mujer emprendedora, hasta la búsqueda y el establecimiento de una relación con un fabricante acreditado para elaborar leche de fórmula.
«Seguir todas las directrices reguladoras requiere mucho trabajo, capital, infraestructura y tiempo»— explicó Katz— «así que no es una categoría para los débiles de corazón. Hay que tener mucha convicción».
“Al ver que dos o tres operadores copan la mayor parte del mercado, es muy fácil dejar que dominen. Para innovar hace falta un equipo, todo un mar de gente que busque superar estas barreras, lo cual es posible, pero lleva tiempo» agregó.
Según la normativa actual de la FDA, los fabricantes nacionales e internacionales deben incluir en sus fórmulas 30 nutrientes, en cantidades especificadas; garantizar que cada ingrediente es «seguro y adecuado»; proporcionar instrucciones de preparación y uso, incluido un pictograma que muestre cómo preparar la fórmula en cada paso; y una fecha de caducidad. Según esa dependencia, todas las instalaciones están sujetas a inspección.
«Hemos avanzado mucho en la mejora del suministro de fórmula para lactantes en EE.UU. y hemos allanado el camino hacia un mercado más sólido y diverso en el futuro», declaró en septiembre Robert M. Califf, Comisario de la FDA.
«Sin embargo, la FDA no puede hacerlo sola. Tendremos que trabajar con todas las partes interesadas para evaluar qué otras medidas podrían adoptarse para fomentar un mercado de fórmula para lactantes más diverso y resistente», complementó Califf.
¿Cómo se está solucionado el dilema en el corto y largo plazo?
Cuando Laura Modi, madre de tres hijos, fundó su propia empresa de fórmula para lactantes en 2018, advirtió a los inversionistas y a las partes interesadas de que existía una seria posibilidad de producirse una crisis de suministro si el sector no efectuaba cambios.
Se dio cuenta de que muy pocos actores dominaban el mercado, que se trataba de un producto con el que los padres se sentían decepcionados y que era un sistema plagado de desigualdades y estigmas. Esperaba que su nueva empresa, Bobbie, pudiera ayudar a cambiar todo eso.
«Había que reformar toda la industria, y realmente estamos en ese momento», afirma Modi, una de las únicas mujeres ejecutivas del sector de la fórmula para lactantes.
«Tenemos que dejar de pensar en lo que estamos haciendo para salir de la escasez y, en su lugar, en lo que estamos haciendo para arreglar esta industria. Y arreglarla no va a ocurrir en el próximo año, pues podría llevar de cinco a siete años», sostuvo.
De acuerdo con Chen, las respuestas inmediatas por parte de la administración Biden a la crisis fueron soluciones eficaces a corto plazo, pero para tener un futuro sostenible deben producirse cambios más profundos. Dijo también que el gobierno debe mejorar sus recursos y realizar inspecciones más frecuentes de los fabricantes de fórmulas existentes para poder detectar previamente posibles problemas. Además, debe existir un esfuerzo continuo para crear normativas flexibles que animen a más personas a unirse a la industria, añadió.
«Los productos críticos, como los preparados para lactantes, deben dotar a sus cadenas de suministro la capacidad de recuperación, que puede provenir de reservas de capacidad de fabricación o de un mercado de preparados diversificado y altamente competitivo», aseveró Chen.
«Poner toda la carne en el asador puede ser arriesgado», remató.
Los pequeños fabricantes de leche artificial, como Bobbie y Helaina, ya habían empezado a abrirse camino antes de la carencia de este tipo de leche. A medida que escaseaban los productos de las tres grandes empresas, los clientes se mostraban más dispuestos a recurrir a estas compañías más pequeñas. En la actualidad, Bobbie es la quinta mayor empresa de leche para lactantes del país, con casi el 5 % del mercado, y colabora con WIC para que su producto llegue a quienes más lo necesitan.
Modi sostiene que se está produciendo cambios notables en el sector y que los legisladores están cada vez más interesados en implementarlos. Recientemente, estuvo unos días en el Capitolio conversando con miembros del Congreso para aumentar el número de centros de fabricación nacionales, mejorar las normas nutricionales de la FDA, que no se han actualizado de forma significativa en cuatro décadas, y revisar el proceso de licitación contractual de WIC.
«La industria de los preparados para lactantes no está equipada para atender por igual a todos los bebés», dijo Modi.
«Si conseguimos que esta industria se adapte ante la adversidad, los padres de familia saldrán ganando. Hace falta mucho más que una empresa para hablar de esto. Hace falta que todos nos manifestemos para cambiar las cosas. Necesitamos que haya más competencia», apuntó Modi.
Este reportaje fue publicado originalmente en inglés por The 19th